Yoná, el profeta reacio. Parte I: la retirada de Yona - Capítulo 2: el silencioso colapso
(א) וַֽיְהִי֙ דְּבַר־יהוה אֶל־יוֹנָ֥ה בֶן־אֲמִתַּ֖י לֵאמֹֽר׃ (ב) ק֠וּם לֵ֧ךְ אֶל־נִֽינְוֵ֛ה הָעִ֥יר הַגְּדוֹלָ֖ה וּקְרָ֣א עָלֶ֑יהָ כִּֽי־עָלְתָ֥ה רָעָתָ֖ם לְפָנָֽי׃
(1) La palabra de Dios vino a Yoná, hijo de Amitai:
(2) Ve de inmediato a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama sobre ella; porque su maldad ha llegado hasta Mí.
(א) וַיְהִ֧י דְבַר־יהוה אֶל־יוֹנָ֖ה שֵׁנִ֥ית לֵאמֹֽר׃ (ב) ק֛וּם לֵ֥ךְ אֶל־נִֽינְוֵ֖ה הָעִ֣יר הַגְּדוֹלָ֑ה וּקְרָ֤א אֵלֶ֙יהָ֙ אֶת־הַקְּרִיאָ֔ה אֲשֶׁ֥ר אָנֹכִ֖י דֹּבֵ֥ר אֵלֶֽיךָ׃
(1) La palabra de Dios vino a Yoná por segunda vez:
(2) "Ve de inmediato a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella lo que Yo te diga."
(א) וַיֵּ֥רַע אֶל־יוֹנָ֖ה רָעָ֣ה גְדוֹלָ֑ה וַיִּ֖חַר לֽוֹ׃ (ב) וַיִּתְפַּלֵּ֨ל אֶל־יהוה וַיֹּאמַ֗ר אָנָּ֤ה יהוה הֲלוֹא־זֶ֣ה דְבָרִ֗י עַד־הֱיוֹתִי֙ עַל־אַדְמָתִ֔י...
(1) Esto disgustó mucho a Yoná, y se sintió afligido.
(2) Oró a Dios, diciendo: "¡Oh, Eterno! ¿No es esto precisamente lo que dije cuando aún estaba en mi tierra?"
Como hemos visto en nuestro encuentro anterior, Yoná no solamente no asume su rol como profeta sino que se define para Abarbanel por su falla o transgresion (es un "transgresor de D-s" - ivri anoji); parece ser tan rigido en su verdad (ben amitai) que no puede aceptar que alguien cambie de parecer (¡incluyendo a D-s mismo!); quizas teme a la cercania con D-s y su kedusha; o no esta suficientemente instruido en entender lo que D-s quiere que haga. A todo esto ahora se agrega una variable mas: Yona es tremendamente silencioso.
Incluso su unica profecia es inusualmente breve y ambigua en comparacion con otras profecias del Tanaj:
(ד) וַיָּ֤חֶל יוֹנָה֙ לָב֣וֹא בָעִ֔יר מַהֲלַ֖ךְ י֣וֹם אֶחָ֑ד וַיִּקְרָא֙ וַיֹּאמַ֔ר ע֚וֹד אַרְבָּעִ֣ים י֔וֹם וְנִֽינְוֵ֖ה נֶהְפָּֽכֶת׃
(4) Yoná comenzó su camino y avanzó por la ciudad durante un día de jornada, y proclamó: “Cuarenta días más, y Nínive será destruida!”
Søren Kierkegaard señala la gran ironía del silencio dentro del ámbito de lo sagrado, la paradoja entre lo divino y lo demoníaco:
Porque el silencio es ambas cosas. Es el señuelo del demonio, y cuanto más se guarda silencio, más terrible se vuelve el demonio; pero el silencio también es la comunión de la divinidad con el individuo.”
1) El silencio como señuelo del demonio: Cuando una persona guarda silencio de manera evasiva o por miedo, ese silencio puede volverse destructivo. La falta de expresión puede dar lugar a la angustia, la represión o la desconexión con la realidad. Cuanto más se evade el lenguaje y la comunicación, más puede crecer el tormento interno. En este sentido, el silencio es una trampa que alimenta el sufrimiento, la soledad y la falta de claridad. Recuerdo un ensayo que decia "sospecha de los silencios en las reuniones de trabajo".
2) El silencio como comunión con lo divino: En contraste y al mismo tiempo, el silencio también puede ser una vía hacia la espiritualidad y la introspección. En la tradición mística y filosófica, el silencio es visto como un espacio sagrado donde el individuo puede conectar con Dios, con la verdad o con su esencia más profunda. Cuando el silencio no es evasión sino contemplación, se convierte en un refugio de paz y claridad. Joseph Goldstein enseña que a veces hablamos por hablar como para que no sientan que "no estamos presentes en lo que se habla". Hablamos pero no decimos nada mas que reafirmar lo que dicen otros. Uno de los desafios mas poderosos de union es cuando uno puede estar en silencio con otra personas y ¡esta todo bien! Es un gran acto aprender a compartir los silencios.
¿Cómo usamos el silencio? ¿Como una barrera que nos aleja de la verdad o como un puente hacia lo divino?
La escasez de palabras en Yoná otorga mayor peso a cada una de ellas, obligando al lector a detenerse y considerar los múltiples significados posibles. Yona no se apropia de la palabra de Dios ni encuentra las palabras para rechazar su misión. En lugar de hablar, su respuesta es física: huye, duerme, es arrojado al mar, camina, construye una cabaña, sufre el sol abrasador y desea morir. Su relación con Dios se define por un profundo silencio y un sufrimiento corporal ante un mundo natural que, desde su perspectiva, lo atormenta.

PROFETAS RETICENTES

El tema del silencio y la palabra es crucial porque según Abraham Joshua Heschel, el profeta está íntimamente ligado al lenguaje. Su llamado es transmitir el mensaje divino con palabras que pueden crear y destruir mundos, similar a Dios en la Creación. Pero Heschel enseña que el profeta no solo transmite las palabras de Dios, sino que las encarna y las vive.
A diferencia de otros profetas, Yona no encarna las palabras divinas ni las vive. Su rechazo es más físico que verbal; en lugar de debatir con Dios como otros profetas, simplemente huye.
Veamos el caso del profeta más emblatico de Israel que debate con Dios:
(יא) וַיֹּ֤אמֶר מֹשֶׁה֙ אֶל־הָ֣אֱלֹהִ֔ים מִ֣י אָנֹ֔כִי כִּ֥י אֵלֵ֖ךְ אֶל־פַּרְעֹ֑ה וְכִ֥י אוֹצִ֛יא אֶת־בְּנֵ֥י יִשְׂרָאֵ֖ל מִמִּצְרָֽיִם׃ (יב) וַיֹּ֙אמֶר֙ כִּֽי־אֶֽהְיֶ֣ה עִמָּ֔ךְ וְזֶה־לְּךָ֣ הָא֔וֹת כִּ֥י אָנֹכִ֖י שְׁלַחְתִּ֑יךָ בְּהוֹצִֽיאֲךָ֤ אֶת־הָעָם֙ מִמִּצְרַ֔יִם תַּֽעַבְדוּן֙ אֶת־הָ֣אֱלֹהִ֔ים עַ֖ל הָהָ֥ר הַזֶּֽה׃ (יג) וַיֹּ֨אמֶר מֹשֶׁ֜ה אֶל־הָֽאֱלֹהִ֗ים הִנֵּ֨ה אָנֹכִ֣י בָא֮ אֶל־בְּנֵ֣י יִשְׂרָאֵל֒ וְאָמַרְתִּ֣י לָהֶ֔ם אֱלֹהֵ֥י אֲבוֹתֵיכֶ֖ם שְׁלָחַ֣נִי אֲלֵיכֶ֑ם וְאָֽמְרוּ־לִ֣י מַה־שְּׁמ֔וֹ מָ֥ה אֹמַ֖ר אֲלֵהֶֽם׃ (יד) וַיֹּ֤אמֶר אֱלֹהִים֙ אֶל־מֹשֶׁ֔ה אֶֽהְיֶ֖ה אֲשֶׁ֣ר אֶֽהְיֶ֑ה וַיֹּ֗אמֶר כֹּ֤ה תֹאמַר֙ לִבְנֵ֣י יִשְׂרָאֵ֔ל אֶֽהְיֶ֖ה שְׁלָחַ֥נִי אֲלֵיכֶֽם׃
(11) Pero Moisés dijo a Dios: “¿Quién soy yo para ir ante el faraón y liberar a los hijos de Israel de Egipto?”
(12) Y [Dios] le respondió: “Yo estaré contigo; esta será la señal de que fui Yo quien te envió: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, servirán a Dios en este monte.”
(13) Moisés dijo a Dios: “Cuando vaya a los hijos de Israel y les diga: ‘El Dios de la casa de sus padres me ha enviado a ustedes’, y me pregunten: ‘¿Cuál es Su nombre?’, ¿qué les responderé?”
(14) Y Dios dijo a Moisés: “Ehyeh-Asher-Ehyeh”, y añadió: “Así dirás a los hijos de Israel: ‘Ehyeh me ha enviado a ustedes.’”
Primero Moshe duda de su propia capacidad, pero ademas duda de su capacidad para comunicar. Si bien Dios le esta diciendo qué decir tampoco es de gran ayuda su respuesta que sigue siendo un enigma hasta el dia de hoy: “Ehyeh-Asher-Ehyeh”,"es-fue-será" (como lo define Art Green) me envia o en la traduccion Buber-Rosenzweig "sere el que esta siendo" me envia.
Mas adelante sera evidente el tema del lenguaje y la capacidad retorica como impedimento para liderar y profetizar de Moshe:
(י) וַיֹּ֨אמֶר מֹשֶׁ֣ה אֶל־יהוה בִּ֣י אדני לֹא֩ אִ֨ישׁ דְּבָרִ֜ים אָנֹ֗כִי גַּ֤ם מִתְּמוֹל֙ גַּ֣ם מִשִּׁלְשֹׁ֔ם גַּ֛ם מֵאָ֥ז דַּבֶּרְךָ֖ אֶל־עַבְדֶּ֑ךָ כִּ֧י כְבַד־פֶּ֛ה וּכְבַ֥ד לָשׁ֖וֹן אָנֹֽכִי׃ (יא) וַיֹּ֨אמֶר יהוה אֵלָ֗יו מִ֣י שָׂ֣ם פֶּה֮ לָֽאָדָם֒ א֚וֹ מִֽי־יָשׂ֣וּם אִלֵּ֔ם א֣וֹ חֵרֵ֔שׁ א֥וֹ פִקֵּ֖חַ א֣וֹ עִוֵּ֑ר הֲלֹ֥א אָנֹכִ֖י יהוה׃ (יב) וְעַתָּ֖ה לֵ֑ךְ וְאָנֹכִי֙ אֶֽהְיֶ֣ה עִם־פִּ֔יךָ וְהוֹרֵיתִ֖יךָ אֲשֶׁ֥ר תְּדַבֵּֽר׃
(10) Pero Moisés dijo a יהוה: “Por favor, mi Señor, nunca he sido un hombre de palabras, ni en el pasado ni ahora que has hablado a Tu siervo; soy torpe de habla y torpe de lengua.”
(11) Y יהוה le respondió: “¿Quién da el habla a los seres humanos? ¿Quién los hace mudos o sordos, videntes o ciegos? ¿No soy Yo, יהוה?
(12) Ahora ve, y Yo estaré contigo al hablar, y te enseñaré lo que debes decir.
Se percibe que Dios estaba atendiendo la angustia de Moisés, pero al mismo tiempo comenzaba a impacientarse con sus excusas; por ello, le respondió con una réplica de carácter existencial. Si Dios creó una limitación y, aun así, asignó una misión a la misma persona, era evidente que consideraba que la tarea estaba dentro de sus capacidades. Y, sin embargo, incluso después de esta fuerte amonestación, Moisés continuó argumentando su caso:
(יג) וַיֹּ֖אמֶר בִּ֣י אדני שְֽׁלַֽח־נָ֖א בְּיַד־תִּשְׁלָֽח׃ (יד) וַיִּֽחַר־אַ֨ף יהוה בְּמֹשֶׁ֗ה וַיֹּ֙אמֶר֙ הֲלֹ֨א אַהֲרֹ֤ן אָחִ֙יךָ֙ הַלֵּוִ֔י יָדַ֕עְתִּי כִּֽי־דַבֵּ֥ר יְדַבֵּ֖ר ה֑וּא וְגַ֤ם הִנֵּה־הוּא֙ יֹצֵ֣א לִקְרָאתֶ֔ךָ וְרָאֲךָ֖ וְשָׂמַ֥ח בְּלִבּֽוֹ׃ (טו) וְדִבַּרְתָּ֣ אֵלָ֔יו וְשַׂמְתָּ֥ אֶת־הַדְּבָרִ֖ים בְּפִ֑יו וְאָנֹכִ֗י אֶֽהְיֶ֤ה עִם־פִּ֙יךָ֙ וְעִם־פִּ֔יהוּ וְהוֹרֵיתִ֣י אֶתְכֶ֔ם אֵ֖ת אֲשֶׁ֥ר תַּעֲשֽׂוּן׃ (טז) וְדִבֶּר־ה֥וּא לְךָ֖ אֶל־הָעָ֑ם וְהָ֤יָה הוּא֙ יִֽהְיֶה־לְּךָ֣ לְפֶ֔ה וְאַתָּ֖ה תִּֽהְיֶה־לּ֥וֹ לֵֽאלֹהִֽים׃
(13) Pero él dijo: “Por favor, mi Señor, envía a otro como Tu emisario.”
(14) יהוה se enojó con Moisés y le dijo: “Ahí está tu hermano Aarón el levita. Sé que él habla con fluidez. Incluso ahora está saliendo a tu encuentro y se alegrará al verte.
(15) Tú le hablarás y pondrás las palabras en su boca. Yo estaré contigo y con él cuando hablen, y les indicaré a ambos lo que deben hacer.
(16) Y él hablará por ti al pueblo. Así, él será tu portavoz, y tú desempeñarás para él el papel de Dios.”
Si realmente Moisés tenía dificultad para hablar, resulta curioso que fuera él quien proporcionara las palabras a Aarón. Y si ese fuera el caso, ¿por qué Dios necesitaba estar con ambos? El proceso de revelación y transmisión parece casi transaccional: las palabras divinas se transfieren de Dios a Moisés y de Moisés a Aarón. Sin embargo, el lector puede comprender que la palabra de Dios estaba cargada de un significado y una expectativa tan inmensos que cada palabra requería una cuidadosa selección, cristalización y consolidación antes de estar plenamente formada y lista para ser transmitida a aquellos destinados a recibirla.
La historia de Moshe se presenta de forma similar con el profeta Irmiahu quien tambien tiene dudas de ser elegido porque era muy joven. En ambos casos Dios tomó en serio los conflictos personales de liderazgo de los profetas lo suficiente como para atender sus inquietudes, brindándoles tanto asistencia práctica en forma de palabras como una comprensión psicológica más profunda de la misión de la que ninguno de ellos podía liberarse existencialmente. Este es el argumento del destino, y es poderoso.

YONÁ: HUYENDO DE LAS PALABRAS

¿Y si Yoná no huyó porque Dios le dio la palabra, sino porque Dios no le dio palabras? Sin haberle dado primero las palabras que debía decir, sino simplemente ordenándole que fuera y proclamara Su palabra, Dios pudo haber paralizado la misión de Yoná desde el inicio. Yoná pudo haber sentido que no tenía la capacidad para enfrentar este desafío lingüístico. No estaba escondiéndose de Dios, sino escondiéndose del lenguaje. Y el acto de esconderse, por su propia naturaleza, requiere silencio. Sin el silencio, no hay posibilidad de ocultamiento.
¿Que significa para ustedes huir de las propias palabras? ¿Cuándo sienten que se esconden del lenguaje?
El novelista francés André Malraux sostiene que "La persona no es lo que piensa que es, sino lo que esconde." Dejemos que esta frase cale hondo por un momento.
Yo creo que esta frase sugiere que la verdadera esencia de una persona no se encuentra en lo que dice o cree de sí misma, sino en aquello que oculta: sus miedos, deseos reprimidos, intenciones no confesadas, contradicciones y vulnerabilidad
Tiene una resonancia psicológica y filosófica profunda, similar a las ideas de Freud sobre el inconsciente o a los planteamientos existencialistas de Sartre y Nietzsche. Nos invita a reflexionar sobre la brecha entre la identidad que proyectamos y nuestra realidad interna. Esa realidad que nos llevaremos a la tumba y que nadie, sin importar cuánto nos pueda conocer, realmente conocerá de nosotros. ¡Quizás ni siquiera nosotros mismos lleguemos a conocer lo que se esconde de nuestros pensamientos propios!
Esto también puede explicar por qué Yona entró en el barco, descendió hasta su compartimiento más profundo y cayó en un sueño profundo en el momento más extraño e inapropiado. La nave era sacudida por el mar en medio de una tormenta furiosa. Los marineros a bordo estaban frenéticamente tratando de salvar la nave y sus propias vidas. Todos clamaban a sus dioses; en otras palabras, todos hablaban con sus dioses, mientras que este hombre extraño abandonó la cubierta para retirarse tan profundamente en sí mismo que se perdió en un lugar sin lenguaje, sin palabras:
(ד) וַֽיהוה הֵטִ֤יל רֽוּחַ־גְּדוֹלָה֙ אֶל־הַיָּ֔ם וַיְהִ֥י סַֽעַר־גָּד֖וֹל בַּיָּ֑ם וְהָ֣אֳנִיָּ֔ה חִשְּׁבָ֖ה לְהִשָּׁבֵֽר׃ (ה) וַיִּֽירְא֣וּ הַמַּלָּחִ֗ים וַֽיִּזְעֲקוּ֮ אִ֣ישׁ אֶל־אֱלֹהָיו֒ וַיָּטִ֨לוּ אֶת־הַכֵּלִ֜ים אֲשֶׁ֤ר בָּֽאֳנִיָּה֙ אֶל־הַיָּ֔ם לְהָקֵ֖ל מֵֽעֲלֵיהֶ֑ם וְיוֹנָ֗ה יָרַד֙ אֶל־יַרְכְּתֵ֣י הַסְּפִינָ֔ה וַיִּשְׁכַּ֖ב וַיֵּרָדַֽם׃ (ו) וַיִּקְרַ֤ב אֵלָיו֙ רַ֣ב הַחֹבֵ֔ל וַיֹּ֥אמֶר ל֖וֹ מַה־לְּךָ֣ נִרְדָּ֑ם ק֚וּם קְרָ֣א אֶל־אֱלֹהֶ֔יךָ אוּלַ֞י יִתְעַשֵּׁ֧ת הָאֱלֹהִ֛ים לָ֖נוּ וְלֹ֥א נֹאבֵֽד׃
(4) Pero Dios arrojó un viento poderoso sobre el mar, y se desató una gran tempestad en el mar, de modo que el barco estaba a punto de romperse.
(5) Los marineros, atemorizados, clamaron cada uno a su propio dios, y arrojaron la carga del barco al mar para aligerarlo. Mientras tanto, Jonás había bajado al interior de la nave, donde se acostó y cayó en un profundo sueño.
(6) El capitán se acercó a él y le gritó: “¡Cómo puedes estar durmiendo tan profundamente! Levántate, invoca a tu Dios. Tal vez ese Dios se apiade de nosotros y no perezcamos.”
Dormidos, los seres humanos dejamos de hablar. Hablamos en sueños y tormentos del subconsciente, pero esto ocurre solo dentro de nuestra propia mente. No hay revelación, solo ocultamiento. Es posible que Yoná ni siquiera tuviera la más mínima conciencia de este proceso, especialmente porque su sueño es descrito como profundo y regresivo. Cuando el capitán lo confrontó y le exigió que rezara, el texto no registra ninguna respuesta, como si sugiriera que, incluso ante este llamado sarcástico o incrédulo, Yoná no pudo encontrar palabras.
Incluso cuando Yona aceptó la tarea, nunca pronunció la palabra más común en la aceptación de un desafío profético difícil: Hineni, "Estoy plenamente presente en este momento para servir". Cuando "la palabra de D-s vino a Yona por segunda vez" en el capítulo 3 (v. 1), "Yoná fue de inmediato a Nínive, conforme al mandato del Señor" (v. 3). El silencioso "no" de Yoná en el capítulo 1, cuando huyó de la palabra de Dios, fue tan fuerte como su silencioso "sí" cuando finalmente fue a Nínive. La falta de palabras en estos dos momentos críticos le impidió negociar su incomodidad en el capítulo 1 y prepararse mentalmente en el capítulo 3. A diferencia de Moisés y Irmiahu, quienes respectivamente rechazaron el llamado de Dios por distintas razones pero expresaron sus dudas y vacilaciones, la negativa de Yoná a usar palabras, impulsando en su lugar su cuerpo en una dirección u otra, significó que nunca pudo enfrentarse adecuadamente a la inmensa responsabilidad que tenía ante sí. No es de extrañar que no haya podido completar plenamente su misión.

¿QUE HACE A UN PROFETA?

Las palabras son fundamentales para la función profética porque la profecía no es política. Las palabras de un profeta tienen una calidad esculpida, caen con peso y permanecen en la memoria, resonando a lo largo del tiempo. No solo describen la experiencia, sino que la moldean, y tienen un significado que trasciende lo inmediato. Mientras que los discursos políticos cambian con el clima social y pueden ser desechables, las palabras proféticas son eternas.
James Kugel define al profeta como "un mensajero enviado por Dios para hablar en Su nombre". En la Biblia, la palabra divina, sin mediación humana, puede ser demasiado intensa para las personas, lo que hace que el profeta sea un intermediario entre lo humano y lo divino. Recordemos lo que el pueblo le pide a Moshe en el momento de la revelación de la Torá:
(טז) וַיֹּֽאמְרוּ֙ אֶל־מֹשֶׁ֔ה דַּבֵּר־אַתָּ֥ה עִמָּ֖נוּ וְנִשְׁמָ֑עָה וְאַל־יְדַבֵּ֥ר עִמָּ֛נוּ אֱלֹהִ֖ים פֶּן־נָמֽוּת׃
"Y dijeron a Moshé: Habla tú con nosotros, y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos."
Heschel describe la grandeza del profeta en su capacidad de "sostener a Dios y al ser humano en un solo pensamiento".
El profeta no es un adivino ni un oráculo pagano. Su propósito es advertir, criticar el poder y llamar a la justicia moral. En la antigüedad, Samuel fue llamado "vidente", pero este término cayó en desuso para diferenciar a los profetas de los augures de otras culturas (en la antigua Roma los augures eran sacerdotes encargados de interpretar la voluntad de los dioses a través de señales, como el vuelo de las aves, los relámpagos o ciertos presagios. Su función era fundamental en la toma de decisiones políticas y militares. De aqui se deriva la palabra "augurio", un presagio o señal de algo que va a ocurrir en el futuro)

¿Debe un profeta ser moralmente ejemplar?

Finalmente Erica intenta responder si la profecía es un don divino otorgado sin importar la moralidad del receptor o si el profeta debe poseer un carácter íntegro y cualidades superiores para recibir la revelación. ¿Qué opinan? ¿Debe un profeta ser alguien especial o cualquiera puede ser elegido como profeta?
Para Maimonides (1135-1204) y otros autores, el profeta deberia poseer una moral muy elevada. La profecía para Maimonides es una combinación entre el esfuerzo humano y la voluntad divina. No es magia ni un capricho de Dios, sino un estado de máxima perfección espiritual e intelectual, accesible solo a aquellos que han trabajado en su desarrollo personal y han alcanzado un alto nivel de sabiduría y ética.
El carácter o la descripción del profeta, o del receptor de la revelación, al parecer, no era tan significativo como el mensaje mismo. Muchos de quienes recibieron la revelación de Dios no parecían, al menos en la superficie, ser dignos de la palabra divina. Individuos como la esposa de Manoaj (Jueces 13), a quien un ángel de Dios le habló, no hicieron nada en particular para demostrar mérito. Ella y su esposo parecen ser receptores poco probables de la noticia especial de que tendrían un hijo después de muchos años de infertilidad. Bilaam, a quien Dios habló directamente, tampoco parece merecedor de la profecía si la consideramos como una recompensa por un juicio moral superior y un comportamiento virtuoso. En estos casos, el ser humano es un mero conducto de las intenciones de Dios, un canal a través del cual fluye la voluntad divina, sin que tenga agencia para resistirse.
La historia de Yoná nos obliga a cuestionar por qué su profecía no operó como otras. A diferencia de otros profetas que no pueden hacer nada o pueden debatir con Dios su incapacidad, Yoná tuvo la posibilidad de huir de su misión. Este hecho, junto con la idea de que la profecía no requiere necesariamente de un carácter moral elevado, sugiere que un profeta puede recibir revelación y cumplir su tarea sin necesariamente ser un ejemplo de santidad o empatía. Su imperfección no lo hizo indigno de la profecía, lo que sugiere que la esencia del profeta no está en su virtud personal, sino en su rol como transmisor del mensaje divino.
En el Talmud se dice que cuando alguien es enviado con una misión, se asume que la cumplirá. Un agente puede ser solo un "canal" que transmite un mensaje sin cambiarlo, o puede interpretar y adaptar el mensaje según la situación. Los profetas a veces repetían exactamente las palabras de Dios, y otras veces las transmitían con sus propias palabras.
Dios a menudo se comunicaba a través de ángeles para suavizar la intensidad de su presencia. Los profetas actuaban como ángeles en el sentido de que transmitían el mensaje divino a los humanos.
Pero Yona no parece encajar en el modelo tradicional de profeta: no era un ejemplo de virtud ni estaba totalmente comprometido con su misión.
A diferencia de otros profetas, intentó huir de su tarea y mostró falta de empatía. Sin embargo, aún así recibió la profecía, lo que sugiere que un profeta no siempre debe ser un modelo moral, sino simplemente cumplir con su rol de mensajero. Enfrentado a una teología que no comprende ni acepta (la misericordia de Dios hacia Nínive), Yona elige el silencio.
Su historia termina sin una resolución clara, dejándonos con la pregunta de si llegó a cambiar o entender la voluntad divina. "A veces, ante una teología que no puedes aceptar, el silencio es la única respuesta auténtica."