Rav Shlomo Wolbe
"Plantar y construir; criando a un niño judío"
Dos procesos complementarios se encuentran en todo progreso y desarrollo en el mundo, y cuanto mejor los comprendamos, mejorp odremos alentar y moldear el desarrollo de nuestros niños y estudiantes.
Vemos referencias a estos procesos complementarios en la oración la Amida. Allí encontramos dos bendiciones que se relacionan con la redención final "Bendito eres Hashem, que edifica Jerusalém" y "Bendito eres, Hashem, que hace brotar la salvación".
La primera bendición se refiere a la construcción de Jerusalem y la segunda se refiere al crecimiento hacia el mesías.
El crecimiento es un proceso natural y orgánico. Las semillas colocadas en el suelo germinarán solas. También lo harán los árboles y las flores. En contraste, la construcción es un proceso manual. Una persona coloca los cimientos de los edificios y luego coloca ladrillo sobre ladrillo hasta que finalmente completa la estructura.
Ramchal nos enseña que hay dos procesos paralelos en el servicio a Dios.
El primero exige una base. En la construcción de un ser humano, la construcción siempre requiere una base. Cuanto más alto sea el edificio que deseamos construir, más profundos serán los cimientos que debemos cavar. Para alcanzar las alturas, primero debemos establecer una base sólida y luego construir sobre ella.
El segundo evoluciona orgánicamente desde adentro, y dicho crecimiento requiere una raíz. Donde no hay raíz no puede haber crecimiento. Debemos participar tanto en la construcción (construirnos a través de la adquisición de buenas cualidades) como en el crecimiento (sembrar semillas internas que brotarán durante nuestra vida)
Si dejas que un niño crezca y se desarrolle sin construirlo, puede convertirse en un hombre salvaje. Si construyes sin relacionarte con sus cualidades innatas, lo conviertes en un robot. La combinación de los dos procesos juntos, crecimiento y construcción, esta es la educación.
"Plantar y construir; criando a un niño judío"
Dos procesos complementarios se encuentran en todo progreso y desarrollo en el mundo, y cuanto mejor los comprendamos, mejorp odremos alentar y moldear el desarrollo de nuestros niños y estudiantes.
Vemos referencias a estos procesos complementarios en la oración la Amida. Allí encontramos dos bendiciones que se relacionan con la redención final "Bendito eres Hashem, que edifica Jerusalém" y "Bendito eres, Hashem, que hace brotar la salvación".
La primera bendición se refiere a la construcción de Jerusalem y la segunda se refiere al crecimiento hacia el mesías.
El crecimiento es un proceso natural y orgánico. Las semillas colocadas en el suelo germinarán solas. También lo harán los árboles y las flores. En contraste, la construcción es un proceso manual. Una persona coloca los cimientos de los edificios y luego coloca ladrillo sobre ladrillo hasta que finalmente completa la estructura.
Ramchal nos enseña que hay dos procesos paralelos en el servicio a Dios.
El primero exige una base. En la construcción de un ser humano, la construcción siempre requiere una base. Cuanto más alto sea el edificio que deseamos construir, más profundos serán los cimientos que debemos cavar. Para alcanzar las alturas, primero debemos establecer una base sólida y luego construir sobre ella.
El segundo evoluciona orgánicamente desde adentro, y dicho crecimiento requiere una raíz. Donde no hay raíz no puede haber crecimiento. Debemos participar tanto en la construcción (construirnos a través de la adquisición de buenas cualidades) como en el crecimiento (sembrar semillas internas que brotarán durante nuestra vida)
Si dejas que un niño crezca y se desarrolle sin construirlo, puede convertirse en un hombre salvaje. Si construyes sin relacionarte con sus cualidades innatas, lo conviertes en un robot. La combinación de los dos procesos juntos, crecimiento y construcción, esta es la educación.